Caos en Haití: Crisis de Pandillas Paraliza Atención Médica

La ciudad de Puerto Príncipe, en Haití, se ha convertido en el epicentro de una crisis humanitaria desgarradora, con el resurgimiento de tiroteos que han obligado a los trabajadores de ayuda humanitaria a suspender el cuidado a miles de haitianos necesitados.

Según informes de The Alliance for International Medical Action (ALIMA), una organización humanitaria con base en Senegal, semanas de violencia desatada por pandillas han resultado en el cierre de al menos 18 hospitales en la región. Esta situación ha causado una aguda escasez de suministros médicos, ya que tanto el puerto como el aeropuerto internacional permanecen cerrados, dificultando la llegada de ayuda externa.

Antoine Maillard, coordinador médico de ALIMA en Puerto Príncipe, describió la situación como extremadamente difícil y peligrosa para el personal humanitario. La violencia continua ha forzado a unas 17,000 personas a huir de sus hogares en la capital, dejándolas abarrotadas en escuelas abandonadas y otros edificios improvisados, donde las condiciones son precarias y los recursos limitados.

Las escenas de desplazamiento y sufrimiento se multiplican a medida que los ciudadanos haitianos se ven obligados a enfrentar la violencia indiscriminada de las pandillas. Muchos de ellos, como Denise Duval, de 65 años, se enfrentan a dificultades para acceder a la atención médica necesaria. Duval, quien sufre de problemas de presión arterial y mareos, lamenta que la situación de violencia constante haya empeorado su salud y la de sus tres nietos, a quienes cuida mientras su madre busca trabajo en la vecina República Dominicana.

La crisis de salud se agrava aún más por la dificultad para obtener medicamentos básicos, como antibióticos y antidiarreicos, debido a la interrupción de los suministros médicos causada por la violencia de las pandillas. Los pocos medicamentos que aún están disponibles han visto un aumento significativo en sus precios, lo que deja a muchos haitianos como Duval en una situación desesperada.

A pesar de los esfuerzos de algunas organizaciones humanitarias para brindar asistencia en los campamentos para personas desplazadas, la violencia armada dificulta enormemente su labor. Los enfrentamientos armados han impedido que los trabajadores de ayuda lleguen a muchas áreas afectadas, dejando a personas como Nadine Prosper, una sobreviviente del terremoto de 2010 que perdió parte de su pierna izquierda, sin acceso a los medicamentos que necesita desesperadamente.

El panorama es sombrío, con el mayor hospital público de Haití, el Hospital Universitario Estatal, entre los muchos centros de atención médica cerrados o saqueados por pandillas violentas. La inaccesibilidad de la atención médica, combinada con la extrema pobreza que enfrenta la mayoría de la población haitiana, agrava aún más la tragedia humanitaria que se desarrolla en el país.

A pesar de los llamados a la calma y la estabilidad, la violencia persiste y ha llevado al primer ministro Ariel Henry a anunciar su renuncia una vez que se forme un consejo presidencial transicional. Sin embargo, mientras las pandillas continúen ejerciendo su control sobre gran parte de Puerto Príncipe, la esperanza de una rápida solución a esta crisis parece cada vez más remota